
Pueblos Prehispánicos.
Teponahuasco.
El tesoro de tradiciones.




Teponahuasco es el pueblo Prehispánico de mayor importancia, incluso en la época de conquista predominaba en todo el territorio, pues su población era abundante, tanto que según fray Antonio Tello, fueron el único pueblo que creyó tener el poder suficiente para enfrentarse a los españoles.
Para 1770, a pesar de las terribles pestes que habían hecho morir a muchas personas, el pueblo estaba compuesto por 115 familias que se dedicaban a hacer loza que vendían en varias partes del reino de nueva Galicia, algunos otros indios trabajaban en las haciendas. Además en el pueblo se había fundado una cofradía dedicada a nuestra Señora de la Soledad y la cual tenía importantes posesiones.
En su iglesia se venera un Cristo crucificado al que nombran Señor de Teponahuasco, y el templo mide 24m de largo por 7m de ancho aproximadamente y aunque ha sufrido modificaciones a lo largo de su historia, aun conserva su estructura original, con el panteón al frente y con una cruz atrial en su centro, misma que contiene un mayor número de signos que las de toda la región.
Cuacuala.
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Cuacuala es uno de los pueblos prehispánicos importantes, pues por este lugar pasaba el camino hacia Nochistlán, y su nombre se encuentra plasmado en las crónicas de Fray Antonio Tello y Nuño Beltrán de Guzmán.
Para 1770 lo habitaban 36 familias dedicadas a trabajar en las haciendas, ha producir en sus telares y algunos otros eran comerciantes que se aventuraban a hacer largos recorridos vendiendo los productos de la región en otras partes de la nueva Galicia.
Su capilla está dedicada a Santo Santiago y mide 20m de largo por 6m de ancho aproximadamente, y su construcción se realizó varios años después de la conquista, pues la iglesia original fue destruida. En su interior se conservan algunos objetos con gran valor histórico y su arquitectura da muestra de los abundantes años que se ha mantenido en pie.
Lo que en verdad es llamativo en esta comunidad es el lugar que antiguamente ocupaba la capilla, pues aun se conservan algunos muros perimetrales y en su interior han crecido algunas plantas, allí mismo se ubica el panteón y se levanta un tanto desgastada la cruz atrial. Lo ya antes mencionado no demerita el valor ante los otros pueblos prehispánicos, más bien acrecientan la riqueza y el conocimiento sobre estos lugares, pues de esta manera se alcanza a percibir y a reflexionar en lo viejos y valiosos que son estos pueblos y todo lo que han sobrevivido al paso de los años.
Juchitlán.
Cuna de revolucionarios.


















Juchitán es uno de los pueblos prehispánicos más importantes por la gran cantidad de habitante que ha tenido desde la época colonial, tanto, que en éste lugar había una cárcel en la cual recluían a los bandidos de ese territorio.
Su templo está dedicado a San Bartolomé y mide 20 m de largo por 6m de ancho aproximadamente y aunque ha sufrido algunas modificaciones, conserva su estructura original, con el panteón al frente y en él una cruz labrada en piedra o cruz atrial. En su interior se resguarda parte de su historia.
Para 1770 Juchitlán estaba habitado por 20 familias y la mayoría se dedicaban a realizar zapatos de baqueta y a labrar algunas tierras de las cuales obtenían una importante cantidad de maíz.
Visitar el pueblo de Juchitlán significa conocer unidad en un pueblo que ha reforzado sus lazos fraternales al paso de los años, auspiciados por la gran cantidad de tradiciones que llevan a cabo a lo largo del año.
Contla.
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Contla fue una de los pueblos prehispánicos más importantes de la región, por este lugar pasó Cristobal de Oñate y Nuño Beltrán de Guzmán en su ruta de conquista, dicho pueblo aparece en las crónicas de Fray Antonio Tello y Nuño Beltrán.
Durante la Conquista espiritual éste fue uno de los centros en el cual los franciscanos reunían a los nativos para bautizarlos e iniciarlos en la religión Católica, aun se conservan un par de esas emblemáticas pilas bautismales labradas en piedra.
Para 1770 el pueblo se componía de 51 familias de indios y la mayoría se dedicaban a la manufactura de guitarras y violines, que vendían en todo el reino de Nueva Galicia. Algunos otros trabajaban de laboríos en las haciendas cercanas de donde obtenían el sustento.
Su templo está dedicado a San Juan Bautista, data de los primeros años de la época colonial, está construido con anchos muros de adobe y originalmente su bóveda era de cañón, mide 20m de largo por 6 m de ancho y conserva la estructura que se utilizaba en las republicas de indios con el cementerio en el atrio donde se colocaba una cruz labrada en piedra.
En el altar mayor se encuentra colocada una imagen de Cristo crucificado que data del S. XVI y está tallado en madera, al cual se le ha nombrado: Señor de la Misericordia, a su lado se pueden observar figuras de talla completa de gran valor histórico.
Además los habitantes de este pueblo, en su afán por conservar su historia construyeron una pequeña vitrina en la que resguardan aquellos objetos que desde la antigüedad han sido parte de su identidad.
Ocotic.




Ocotic fue un pueblo de gran importancia en la época colonial, su proceso histórico ha sido diferente a los demás, pues en algún tiempo fue habitado también por algunas familias de españoles, surgidas de las haciendas aledañas a este lugar.
Su templo está dedicado a San Pedro apóstol y mide 20m de largo por 6m de ancho aproximadamente y aunque ha sufrido algunas modificaciones, como la que ocurrió a finales del S. XIX cuando prácticamente fue destruido a causa de una manga de agua y reconstruido con una bóveda de cañón hacia 1907, aun conserva su estructura original, con el panteón al frente y con una cruz atrial de importante tamaño.
Para 1770 el pueblo se componía de 27 familias y la mayoría de los habitantes se dedicaban a hacer petates y algunos otros objetos de otate que distribuían a gran parte de la nueva Galicia.
Este lugar posee importantes joyas históricas, entre las que destacan la pequeña colección de fuentes bautismales en piedra labrada, pues son el signo más fehaciente de la gran cantidad de indios que fueron evangelizados en esta región y forman parte de la identidad no solo de ese pueblo si no del municipio en general y aunque dichas obras escultóricas se ubican en un lugar poco conveniente por estar expuestas a la erosión natural aun podemos disfrutar de su existencia.